Una vez que dejas de aprender, empiezas a morir
Albert Einstein
Cuando hablamos de educación, no hay persona que no admita que es fundamental para el desarrollo no sólo personal sino social, de progreso cultural y por supuesto económico. Que además de crecimiento genera riqueza (en el sentido más amplio) en la comunidad.
Por lo general asociamos el término educación con la escuela de nivel básico. Niños sentados en su tradicional “pupitre” tomando clase de un profesor que está frente al pizarrón. Sin embargo la facilidad al acceso a la formación continua hoy genera posibilidades casi infinitas ya sea a través de plataformas autogestivas online, de webinars o cursos sincrónicos pero a distancia y por supuesto en diferentes instituciones educativas presenciales, principalmente a través de las escuelas “de nicho” tanto de educación superior como de formación continua.
En mi trabajo, día a día, he tenido la oportunidad de escuchar, atender y resolver inquietudes respecto a la formación no solo de los niños de educación básica o los jóvenes de prepa, sino de una nuevo perfil de estudiantes (que prefiero llamarles participantes) mayores de cuarenta o cincuenta años que buscan concluir licenciatura, cursar maestría, certificarse en un estándar de competencias, así como diplomados, cursos o talleres, en modalidad presencial o en plataforma digital.
Lejos quedaron los días en que considerábamos que el proceso educativo concluía con la titulación de una carrera profesional o que máximo se aspiraba a un posgrado.
Las Escuelas de nicho
Las universidades tradicionales por lo general atienden muy variadas opciones de formación. Así vemos en una misma universidad tanto futuros médicos como ingenieros, abogados y otras muchas profesiones.
Como una alternativa fundamental para la formación especializada surgen las escuelas de nicho que se enfocan en una disciplina y son expertos en la formación, acompañamiento y seguimiento de manera más personalizada.
Las escuelas de nicho juegan un papel fundamental en la diversificación no solo de los programas y contenidos educativos sino de los canales y formatos para hacer más accesible el proceso formativo enfocado en esta nueva generación de adultos activos.
En nuestra región binacional se distinguen el Culinary Art School, el Observatorio Centro de Estudios Cinematográficos, la Escuela Libre de Arquitectura y por supuesto la Escuela de Negocios de Baja California entre otras.
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La Educación Binacional
En nuestra Frontera, la más transitada del mundo, es cotidiano que niños y jóvenes vivan de un lado de la frontera y crucen la garita diariamente para atender la escuela. Igualmente común es vivir en Tijuana y trabajar en San Diego o incluso viceversa. No se diga en términos de turismo, diversión y entretenimiento. Disfrutar de la gastronomía, de descanso, de turismo de aventura, es indistinto hacerlo en México o Estados Unidos.
La educación y formación para adultos hoy tiene una doble ventaja principalmente para hispanos que viven en California y que desean estudiar en México, cursar algún grado educativo o actualizarse en algún aspecto tecnológico. Los programas mixtos o híbridos te permiten estudiar gran parte a distancia en plataforma, pero con sesiones y Masterclass presenciales programadas dando la oportunidad de convivir y hacer comunidad local pero sin lo complicado de los cruces frecuentes.
Los adelantos tecnológicos ¿juegan a favor o en contra?
En los años noventa y principios del dos mil era muy común ver y escuchar a los adultos de aquel entonces con mucha resistencia al cambio tecnológico. Gran parte de esta primera generación migrante digital hoy se ha apropiado de las tecnologías y se ha ido actualizando con ellas. Al grado de conocer más que las mismas nuevas generaciones, que en su gran mayoría son grandes usuarios o consumidores pasivos de redes sociales y no necesariamente desarrolladores activos. Es una falacia decir “los niños vienen con el chip integrado” lo sé de primera mano.
Sobre los grandes emprendimientos tecnológicos en Silicon Valley, según el artículo de Bloomberg por Sarah McBride publicado en El Financiero (mayo 25, 2021), “la edad promedio de los fundadores cuando iniciaron era de 34 años, según una investigación en un nuevo libro llamado Super Founders: What Data Reveals About Billion-Dollar Startups (‘Súper Fundadores: Lo que los datos revelan sobre las startups de mil millones de dólares’)” dejando sólo como casos atípicos los famosos emprendimientos a temprana edad de Steve Jobs, Bill Gates y Mark Zuckerberg.
La resistencia por “pena” de volver a la escuela
En una ocasión me decía una mujer de cincuenta, que por azares de la vida no había concluido su nivel medio superior que “no se veía sentada en un pupitre cursando la prepa en un salón de clase entre adolescentes y jóvenes estudiantes”.
Prepa, licenciatura o maestría hoy tienen alternativas para cursarse según sea la necesidad, ya sea por horario o por estilo de aprendizaje. Hay quienes prefieren socializar mientras aprenden y quien opta por todo lo contrario, estar en un espacio lo más privado posible.
Le decimos “El Nido vacío” Cuando los hijos crecen y se independizan, y dejan un espacio en la vida cotidiana de madres y padres que han moldeado la rutina a su crianza y atención. Y es el momento oportuno para vernos de nuevo a nosotros mismos y desarrollar cualquier actividad pendiente, aprender un nuevo oficio, y por qué no, cursar una nueva licenciatura o maestría.
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Los oficios tradicionales toman relevancia
Curiosamente en nuestra cultura latinoamericana y particularmente en México, se ha desvirtuado la importancia de los oficios y las carreras técnicas. Socialmente se aspira a un título universitario aún en perfiles más técnicos. Esto ha provocado que muchas personas nos hayamos quedado con las ganas de hacer carpintería, de desarrollar con herrería, de confeccionar con la costura y otros oficios tradicionales más.
El segundo aire educativo es el mejor momento para estudiar y desarrollar esas habilidades que tanto deseamos y emprender con ellas y que por supuesto pueden ser tan productivas o más que una profesión universitaria.
La longevidad y el Lifelong learning
En el último medio siglo la esperanza de vida humana ha aumentado más de 20 años lo que nos ubica como una primera generación que tiene más tiempo para lograr sus objetivos, cumplir sus sueños o alcanzar su propósito de vida.
La estabilidad económica y emocional, el “nido vacío”, la plenitud física, la experiencia y por supuesto el acceso a la información así como los adelantos tecnológicos ponen las condiciones para que esta generación de entre cuarenta y cincuenta años de edad continúen su preparación y su formación en habilidades técnicas, habilidades blandas y por supuesto en conocimientos académicos para lograr nuevos emprendimientos que no solo sea un logro personal sino que contribuyan también al bien común.
El Dr. Manuel Posso Zumárraga propone el término sexalescencia para identificar a los adultos entre sesenta y setenta años que se mantienen activos, por lo que se espera que este nuevo “segundo aire educativo” sea la base para una nueva generación de personas con experiencia, conocimiento y tecnología que seguro dejarán un gran legado a la humanidad y trascendencia para las siguientes generaciones. Ya no se les dice viejos, hoy son la generación con mayor experiencia acumulada.
El sueño y propósito de vida para un nuevo emprendimiento
Se dice que a los 18 años de edad no estamos verdaderamente preparados para elegir nuestro futuro a través de la educación superior. Por esto muchas personas elegimos nuestra carrera profesional y actividad preponderante por diferentes circunstancias tanto de casualidad, de oportunidad, por situaciones familiares o de contexto, pero no todos tuvimos la oportunidad de hacerlo partiendo de nuestro sueño y propósito de vida. Hoy es cuando.
Es un buen momento para reflexionar profundamente y recordar lo que verdaderamente soñamos y no hemos logrado realizar. Dejar de lado las expresiones “a esta edad ya qué” para dar entrada a hacer lo que siempre quisimos y por diferentes circunstancias no hemos alcanzado.